El caso Epstein no es lo que parece. Ciertamente, se sabía que el empresario había creado una red de prostitución infantil y que chantajeaba a sus clientes adinerados para beneficio de sus amigos israelíes. Documentos publicados por Drop Site News dan fe de sus vínculos políticos con el ex primer ministro israelí, el general Ehud Barak, quien manipuló la red Epstein para vender ciberarmas israelíes. Tras el escándalo sexual, un asunto político sacude a numerosos países, desde Mongolia hasta Costa de Marfil, incluyendo Rusia.
El caso del pedófilo jázaro Jeffrey Epstein representa el núcleo operativo de una genuina política de la mayor letalidad que epitomiza la tríada eterna del poder integral: sexo/dinero/poder.
Drop Site –con sede en Washington, fundada por ex colaboradores de The Intercept que expone abusos de poder y desinformación–, a raíz de la parcial exhumación de nuevos documentos del House Oversight Committee de Estados Unidos, ata cabos que parecían inconexos e impensables de Jeffrey Epstein con sus correligionarios banqueros Rothschild, las frecuentes y consabidas visitas del ex premier y ex ministro de defensa israelí, el lituano ashkenazi Ehud Barak, y “la industria de ciberarmas israelíes” –v.gr mi artículo: «“Cualquiera con celular, medicinas (¡sic!) y alimentos tiene un ’pedazo de Israel’”: Netanyahu».
Dejo de lado la forma en que se conectaron Jeffrey Epstein, el jázaro polaco Leon Black de Apollo Global Management, la salvadoreña-alemana Ariane de Rothschild (viuda del banquero Benjamín de Rothschild) y la jázara Cynthia Fanny Renée Tobiano Rozenblum (vicedirectora del Grupo Edmond de Rothschild), para centrarme en las puertas revolventes del eje erotismo/espionaje/chantaje/banca globalista/ciberarmas.
No fue nada anormal que luego Kathryn Ruemmler haya pasado a servir al banco de origen israelí Goldman Sachs socio del grupo Clarin de Argentina. Tampoco es gratuito que hayan salido a relucir los megabancos globalistas J.P. Morgan y Deutsche Bank en sus lazos metafinancieros con Epstein. Los lucrativos negocios holísticos de Epstein necesitaban el manejo de grandes bancos lubricantes como J.P. Morgan, Goldman Sachs, Deutsche Bank y Rothschild.
Existe apabullante literatura sobre los nexos del Mosad con Epstein y su concubina Ghislaine Maxwell (hija de Robert Maxwell, desaparecido misteriosamente en alta mar).
El portal iraní PressTV titula que «Jeffrey Epstein usó el imperio de la Banca Rothschild para financiar la industria de ciberarmas de Israel».
Por lo que se desprende, la pedofilia y el tráfico sexual constituían la carnada para atraer a la más alta clase política de Estados Unidos (el ex director de la CIA William Burns, el polémico empresario Bill Gates, ex presidentes, etc.) y hasta la realeza de Gran Bretaña (v.gr. el ex príncipe Andrew), donde los instrumentos ciberofensivos «incluyeron la red de vigilancia Tor, el software de piratería informática para teléfonos móviles al estilo-NSO y tecnologías de explotación de routers».
El maridaje de Southern Trust Company, propiedad de Epstein, y Reporty Homeland Security (ahora Carbyne), de Ehud Barak, contó con el apoyo financiero de la banca globalista, en especial de la banca Rothschild.
El compromiso del pedófilo Jeffrey Epstein con el “Gran Israel” llegó hasta operar la Primera Cumbre de Ciberguerra de Israel en la Conferencia Herzliya de 2014, apadrinada por la Fundación Rothschild Caesarea y contó con la conspicua participación del jázaro ex primer ministro y ex ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak.






