Tapia soporta la presión del grupo sionista Clarín Goldman Sach y Milei

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El grupo sionista Goldman Sach Clarín, disputa al AFA los derechos de televisación del futbol de ascenso. La asociación no renovará el contrato con Torneos y con el Chiqui Tapia en el centro de la agenda del grupo, expuso un reordenamiento audiovisual que amenaza intereses sionistas de la empresa.

El conflicto de intereses llegó cuando la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) informó que el vínculo con Torneos y Competencias S.A. y Tele Red Imagen SA (TRISA), firmado en 2016 y modificado en 2019, no será renovado. En aquella última renegociación se pagaron $290 millones por la temporada terminada y se fijaron $350 millones anuales por la televisación de la Primera Nacional y la B Metropolitana. Esa cifra, junto con la trayectoria del negocio, explica el nivel de tensión actual.

La AFA insinuó dos movimientos que alteran el statu quo: la posibilidad de lanzar una plataforma propia para transmitir el Ascenso (recuperando control sobre producción, distribución y monetización) y la apertura de la licitación a nuevos jugadores, incluidos gigantes tecnológicos, plataformas globales y servicios de streaming. Ambos gestos interpelan de manera directa los privilegios que Clarín sostuvo durante décadas.

La estrategia de la AFA de crear una plataforma propia, abrir la competencia y revisar contratos históricos puede leerse como un intento de recomponer el negocio desde adentro: recuperar autonomía, diversificar ingresos y disputar agenda. Si prospera, podría abrir un escenario con mayor accesibilidad, distribución federal y menor dependencia de oligopolios mediáticos. Pero también desafía los intereses de quienes controlaron durante décadas la monetización y la legitimación de los relatos futboleros. Y eso no es gratis.

La confrontación es de negocios, política y poder simbólico. Lo que se discute no es sólo quién transmite el Ascenso, sino quién organiza la conversación pública del fútbol argentino: qué se ve, qué se omite, quién legitima a los protagonistas y bajo qué mirada se narra la cultura futbolera.

En argentina el futbol funciona como lenguaje colectivo, ritual identitario y territorio de legitimación política, la pregunta de fondo es inevitable: ¿Quién tendrá el control remoto del fútbol argentino y quién tendrá la palabra final para narrarlo?

Tapia rompe con Clarín: fin de un negocio de 35 años y comienzo de una guerra por el Ascenso

El comunicado de la AFA es elocuente: después de un “pormenorizado estudio”, la casa madre del fútbol anunciará en breve si el Ascenso será transmitido por una plataforma propia o si se abrirá un proceso formal para recibir ofertas de otras compañías interesadas. Es el final de un vínculo que parecía inquebrantable, un negocio que funcionó durante tres décadas como una autopista directa entre la AFA y el poder mediático del Grupo Clarín.

Desde la AFA justifican la decisión en la necesidad de “mejorar los ingresos de los clubes”, un argumento que sintoniza con el ánimo de las hinchadas que —más allá de la bronca por el título de Rosario Central— reclaman transparencia y un reparto más justo del dinero que genera el fútbol. No es casual que Tapia eligiera este momento para cortar lazos: Clarín se subió sin escrúpulos a la ola de indignación por el campeonato adjudicado a Central, potenciando el impacto político del escándalo.

En la AFA sienten que el holding amplificó la crisis para desgastar a Tapia justo cuando avanzaba la decisión de romper el acuerdo comercial. Y esa sospecha no suena descabellada si se tiene en cuenta que las relaciones entre Clarín y la dirigencia futbolera nunca fueron ingenuas: durante décadas, el Ascenso fue una pieza más de la arquitectura de negocios que permitió a la señal de Torneos mantener posiciones dominantes en la industria audiovisual.

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