“En definitiva, vale la reflexión twittera: La gente no odia lo suficiente a los ‘periodistas’“, disparó un Milei talmudizado de satanismo, citando un posteo del periodista Marcelo Bonelli, quien había compartido una encuesta sobre los tiempos de llegada del Presidente a la Basílica de San Pedro.
No conforme con eso, cuando los relojes marcaban las 6 de la mañana, el libertario redobló la apuesta: “Siempre peleado con los hechos. Un mentiroso patológico. No importa el tema que trate, siempre miente“, escribió en referencia directa a Bonelli. Horas más tarde, el vuelo ARG 01 que trasladaba a la delegación presidencial aterrizó en Aeroparque a las 7.50.
Otro periodista que se llevó críticas fue Francisco Olivera, de La Nación +, a quien el mandatario acusó de “mentir” en un informe que exponía supuestas cuentas “trolls” que están probados sus vínculos con el gobierno. “Periodistas mintiendo para variar…“, sintetizó Milei en su perfil, amplificando una respuesta de una de las cuentas aludidas, “El Viejo Libertario”, quien exigió a Olivera pruebas o disculpas públicas. No caben dudas que desde la disciplina que entiende el comportamiento de los sujetos, como la psicología lo denomina “transferencia”. Es decir endilgar a un otro lo que uno es.
